Historia de la Parroquia de San Francisco Javier

Por sanfranciscoxavier

Erigida el 2 de octubre de 1976, por Mons. Ángel Suquía.

Primer párroco: Eusebio Calvelo Sánchez.

27 noviembre de 2004: bendición y consagración del altar del Nuevo Templo y Complejo. Hasta entonces, los lugares de culto habían sido el Centro GOY y el sótano de la actual iglesia.

Corría el año 1963 cuando ante las autoridades territoriales, y un grupo de fieles, el Emmo. y Excmo. Sr. Cardenal Arzobispo D. Fernando Quiroga Palacios bendecía un grupo de viviendas en la zona “Agra del Orzán”. Eran dos de los seis bloques que estaban proyectados, denominados “Grupo Evaristo Martín Freire”.

Era un momento de gran expansión de esta zona. La ronda de Outeiro, aunque proyectada, era de tierra, y ni siquiera circulaban coches. Hacia la parte del Ventorrillo era todo un monte que la población aprovechaba como pulmón de esparcimiento para sardiñadas, tomar el sol, jugar la partida con sillas y mesas que cada uno portaba de sus casas, jugar al fútbol, diversos juegos de grupo y catequesis.

Fue éste el inicio de una nueva comunidad, de una nueva iglesia, de una nueva parroquia: San Antonio, con sede en el número 10 de la calle Barcelona, llamado “la Catedral”.

Poco a poco, esta nueva parroquia va creciendo y los locales y medios existentes, van quedando cada vez más pequeños para albergar y ayudar a los feligreses.

Así, en el año 1966, tanto el párroco, D. José Godoy Malvárez, como sus coadjutores, -entre ellos, destaca Primitivo Núñez Coego, conocido cariñosamente como Don Primitivo- trabajaban ya a pleno rendimiento para atender pastoralmente a esta nueva parroquia: necesidades estructurales, culturales, asistencia social y familiar…

Todas estas necesidades van a encontrar su respuesta en la creación del Centro GOY -que poco a poco se irá convirtiendo en una pequeña “parroquia” dentro de la parroquia de San Antonio-, donde pequeños, medianos, padres y abuelos van a intentar cambiar el entorno en el que les tocó vivir.

La primera meta que se pusieron fue la escolarización de los niños del barrio; para lo cual, luego de hablar con los centros –Montel Toucet, Ventorrillo y Hogar de Santa Margarita-, buscan financiación para el transporte y el comedor. Para los niños con menos de seis años, deciden crear un parvulario, en el portal nº 10, de la dicha calle.

Fueron los mismos vecinos, los que con su trabajo, acondicionaron un campo cercano, para que estos niños pudiesen jugar en los recreos.

A la par de estas necesidades sociales y culturales, estaban las espirituales. Por lo que, en los tiempos más significativos del año litúrgico
–Navidad, Semana Santa y Pascua-, se llevaban a cabo celebraciones especiales, así como obras teatrales, fiestas -como la de la empanada-, competiciones y ligas deportivas, excursiones, marchas lúdico-culturales…

En este momento, los locales se quedan ya pequeños para albergar a tantas personas que hasta ellos se acercan. Para la celebración de la Eucaristía, se hace necesario retirar previamente todo el mobiliario, y aún así, son muchos los que deben seguir las celebraciones desde fuera.

Debido a esto, se establece una nueva meta: encontrar un local para poder reunirse y celebrar la Eucaristía. Para lo cual se solicita audiencia con el Gobernador Civil, al que se solicita “la concesión de unos terrenos, propiedad del Patronato, para levantar un complejo que acoja un parvulario, un local asistencial, un espacio para el centro GOY, un lugar de celebración del culto, y sala de actos y despachos”. De los recursos económicos para el edificio se encargarían los mismos miembros del Centro GOY, así como los vecinos de esta pequeña “iglesia” situada dentro de la parroquia de San Antonio. El arquitecto D. José Luis Otero Pombar, hace un croquis de una guardería-escuela-capilla con materiales prefabricados.

El 15 de mayo de 1970 se consiguen, mediante donación, los terrenos. Y el 7 de diciembre del mismo año, el Centro GOY es dotado de estatutos y asimismo, es registrado como Centro Social.

Así, seis años más tarde (1976), asistimos al nacimiento de una nueva parroquia, -nacimiento que ya se venía gestando desde la creación del centro GOY- llamada San Francisco Javier. Al frente de la cual, encontramos a Don Eusebio Calvelo Sánchez, primer párroco, quien no hizo sino seguir los proyectos de los locales diseñados por Don Primitivo.

Los comienzos no fueron fáciles: los medios eran escasos, los tiempos de cambio. Centran la labor pastoral en la catequesis. El domingo –catequesis y misa-, se convirtió en el día de encuentro. Priorizan también la atención asistencial tanto a enfermos como personas que se encuentran solas. Tanto para unos como para otros, el centro parroquial fue regazo que amorosamente los acogía. No debemos olvidarnos de los jóvenes, aquellos chicos que encontraron una palabra de comprensión a sus problemas, o incluso, un techo que los cobijara en las noches o en los días de frío.

Por este tiempo llega a la joven parroquia de San Francisco Javier un nuevo pastor, José Iglesias Costas. La escasez de medios, en nada merma las ganas y la ilusión con las que llegaba. En seguida se pone a trabajar y hace que la parroquia sigua creciendo en territorio y sobre todo en los miembros vivos que la conforman.

Tiempo después es enviado a la parroquia un seminarista. Chico joven y entusiasta que dedica su tiempo e ilusión al apostolado. Moncho, como así era conocido, ya ordenado Diácono es todo un referente entre los grupos de jóvenes.

Y llegamos así hasta 1996, cuando en el mes de octubre, llega a la parroquia el nuevo cura: Don Severino. Se inaugura así la nueva etapa de la parroquia: grupos de oración y de reflexión, grupos de mayores, de jóvenes… que desembocarán en los “Scouts”, pastoral de la salud, excursiones, peregrinaciones y todo un sinfín de nuevas actividades.

Y todo un gran proyecto en perspectiva: la construcción de un templo con locales para las diferentes actividades. Ello quedará plasmado en el nuevo Plan General de Urbanismo. Años más tarde, el 27 de noviembre del 2004, Don Severino y los feligreses de la parroquia de San Francisco Javier, verán cumplidos sus sueños: ¡la parroquia ya tiene templo propio! (Concretamente, este día se llevó a cabo la bendición y consagración del nuevo templo).

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