Ayer, festividad de la Virgen del Carmen, a la edad de 87 años, nos dejó Victoriano Rey Gómez, VICTORIANO (Con mayúsculas) para todos nosotros, la familia parroquial de San Francisco Javier.
El lunes 17, después de la Misa en el Tanatorio concelebrada por D. Severino y el Padre Alexander, sus restos fueron incinerados, y a las 20 h de este mismo día, se celebró un solemne funeral, que además de los dos sacerdotes citados anteriormente, también concelebró D. Joaquín, en el que el Coro que tanto amaba, dirigido por Lita y Carmen María, le rindió con sus canciones, un sentido homenaje.
Victoriano y Manola, Manola y Victoriano, formaban un dúo inseparable, que aparte de sus quehaceres personales, siempre estuvieron dispuestos, desde sus inicios y antes de la llegada de D. Severino, a colaborar con todas las actividades parroquiales.
Esta colaboración se incrementó de manera exponencial con la llegada de nuestro párroco actual, que tuvo que luchar en muchos ámbitos para lograr las instalaciones que hoy disfrutamos. En todos ellos estaba Victoriano. Había que hacer algún arreglo en el Templo provisional, allí de manera callada y sin hacerse notar estaba Victoriano. Con el Nuevo Templo y las demás instalaciones, si había que ajustar algún desarreglo, aunque fuera a deshora, allí estaba él. Con el Coro Parroquial lo mismo. Junto con Manola, hasta que las fuerzas fueron a menos, siempre estaban en los ensayos y celebraciones litúrgicas.
De la Comisión de Fiestas, puede dar fe Antonio Castro, fueron ambos unos puntales extraordinarios en las recaudaciones para ayuda de los festejos, yendo casa por casa y piso por piso solicitando la generosidad de los vecinos. Lo mismo vendiendo rifas y acompañando las Charangas los días propios de las fiestas. En la foto inferior puede verse a Victoriano con la Comisión de Fiestas del año 2018.
¿Y la hoja Parroquial? Hasta justo antes de la pandemia que dejó de publicarse Pobo de Deus en papel, quien no se ha encontrado con esta pareja extraordinaria en cualquier punto de nuestra Ciudad y siempre caminando, repartiendo a los suscriptores el humilde pero práctico medio de comunicación de nuestros parroquianos.
Y así podríamos seguir contando las “andanzas” (nunca mejor empleado) de este personaje tan importante en el nacimiento y crecimiento de esta Parroquia de Barrio, a la que siempre sirvió con humildad y generosidad, impulsado por su fe cristiana y su gran humanidad.
D.E.P. querido y admirado Victoriano. Que tu trabajo en la Tierra sea recompensado en el más allá por el Dios todopoderoso, y a Manola, sus hijos, nietos y demás familia, el consuelo de haber compartido su vida, les anime a seguir luchando hasta que sus fuerzas se lo permitan, sabiendo que además tienen en esta Parroquia su otra familia que les está eternamente agradecida.