Nuestro Párroco D. Severino es hoy noticia en la Prensa escrita. La primera como protagonista principal, y la segunda como protagonista secundario pero también importante. Ambas noticia se publicaron en el Periodico “La Voz de Galicia”, edición de Carballo, y la segunda, también a nivel regional en la página 29 de Sociedad.
Desde estas páginas agradecemos a “La Voz de Galicia” el interés mostrado en acercar a todos sus lectores la faceta humana de nuestro Párroco. En ambas figura el enlace para quien quiera leerlas en la web del periodico de nuestra ciudad.
EN PRIMERA PERSONA | Severino Suárez Blanco: «Disfruto mucho con todas las tareas pastorales», escribe el párroco, asentado en A Coruña
SEVERINO SUÁREZ BLANCO
25/10/2020 05:00 H https://www.marshadow.io/assets/aserver?w=300&h=600&host=www.lavozdegalicia.es&plugin_key=1ZaAdsRR4aQ9JTRzV6ts:g&ifradid=40204275831551&cmp=1
Nací en la parroquia de Treos, concello de Vimianzo, en una aldea de interior y dentro de una familia numerosa. Como todos los niños, asistía a la escuela de la aldea, aunque en ese momento no había grandes inquietudes para hacer estudios. Por ello, necesitabas de alguien que te diera un empujón y te animara a dar el paso hacia adelante. En este sentido, destacaría tres personas que han sido una referencia para mí.
En primer lugar, el párroco Manuel Iglesias, que siendo un hombre tradicional y muy piadoso, realizaba dos actividades que yo valoraba mucho: la excursión anual del catecismo y la venida de padres misioneros de distintas órdenes religiosas, que ayudaron a abrir nuestra mente y corazón a Dios, a las personas y al mundo. Otra persona de una especial referencia fue mi padre, un hombre de aldea con mente abierta e inquietud de progreso. Era concejal en el Ayuntamiento de Vimianzo y trabajó mucho por mejorar las condiciones de la gente del entorno. Tampoco puedo olvidarme de Fina, mi maestra, que además vivía en nuestra casa: siempre tenía una palabra de aliento para ayudar a superar las dificultades que surgían.
Ingreso en el Seminario Menor
Con 12 años me fui al Seminario Menor porque pensaba que siendo cura podría realizarme como persona y ayudar a los demás. Con el preuniversitario aprobado, hay que dar un paso decisivo: entrar al Seminario Mayor para hacer los estudios de Filosofía y Teología o bien ir a la universidad para hacer otras carreras o trabajos. Yo decidí continuar con mi preparación para ser cura. En los años de estudio del Seminario Mayor, durante las vacaciones de verano, un pequeño grupo de compañeros viajábamos cada año a distintos países de Europa. Allí, además de conocer los diferentes lugares, realizábamos algún trabajo a nuestro alcance para poder vivir y conocer de cerca, con la ayuda de los capellanes, el mundo de la emigración que por aquellos tiempos era muy numerosa en esos países de Europa.
Ordenación de Diácono
Fui ordenado Diácono por monseñor Ángel Suquía. En ese momento fui destinado a la parroquia de San Martín de O Grove, para tener una experiencia pastoral antes de ser ordenado sacerdote. Allí, después de una experiencia muy gratificante al lado del párroco, y por entonces vicario episcopal de Pontevedra, Edmundo Noya Mougán, fui ordenado sacerdote por Antonio María Rouco Varela el 9 de julio de 1977. Una vez ordenado sacerdote, continuaría en esa parroquia como vicario parroquial y profesor de religión en el instituto de Sanxenxo y más tarde de O Grove. Así, durante bastante tiempo, mi labor pastoral se desarrollaría en la parroquia de San Martín de O Grove, en A Illa de A Toxa, y asimismo por toda la zona, ya que fui subdelegado episcopal de pastoral juvenil para la vicaría de Pontevedra. Estuve también como párroco de Nantes, Sanxenxo y Santa Eulalia de Sil, en Meaño, durante seis años: de 1990 a 1996. Me encontré muy feliz en todas esas parroquias.
El 12 de octubre de 1996 tomé posesión como párroco de San Francisco Javier, en A Coruña, alternando el trabajo pastoral en la parroquia con el de profesor de religión en el Instituto Salvador de Madariaga y más tarde en el Rafael Dieste. La parroquia de San Francisco Javier, situada en la zona de Agra de Orzán, cuando yo llegué tenía la Iglesia en un sótano, y unos pequeños locales para catequesis y actividades en las calles cercanas. Tras un tiempo conseguimos legalizar y poner al nombre del Arzobispado los terrenos donde estaba ubicada la parroquia. De este modo, pudimos comenzar las obras del actual complejo parroquial, que consiste en la iglesia con acceso directo desde la calle, un salón de actos, un despacho para Cáritas y un almacén para alimentos. Además, dos plantas amplias para catequesis y una más para vivienda parroquial. En el 2011 me encomendaron además la parroquia de Nuestra Señora del Pilar y la de O Nadal do Señor: ya se sabe que hoy en día los curas somos un bien escaso… En la parroquia del Pilar tuve que volver a enfrentarme a obras, pues había que continuar las obras parroquiales que había empezado José Antonio Otero Outes, que estaban aún muy en precario y que ahora, gracias a Dios y al esfuerzo de los fieles, ya están finalizadas.
Disfruto mucho con todas las tareas pastorales: la catequesis, la visita a los enfermos, las celebraciones litúrgicas, las charlas de importantes figuras de la vida cultural gallega, las excursiones a santuarios de Galicia, España, Portugal y Francia, la atención a los pobres a través de Cáritas… En las fiestas parroquiales se realiza una completa programación religiosa, festiva y cultural con novenas, oraciones especiales, charlas, corales, bandas de música… Toda esta ingente labor no se podría realizar sin la colaboración de tanta gente… porque en el mundo hay muchas personas buenas, que quieren transmitir a los demás la luz de Cristo, construir ya aquí ese Reino de Dios que tenemos como promesa para la vida eterna. Se puede ver todo esto en la web parroquial. Son ya 43 años como cura: ¡ni un solo minuto me he arrepentido de haber tomado este camino!
Fuente: La Voz de Galicia (Edición de Carballo del domingo 25 de Octubre de 2020):
«Esta boda es la prueba de que este año no todo es malo»
Mar Coiradas y Juan Gestal se dieron el sí quiero en Cee tras un año lleno de dificultades
«Con todas las dificultades, habéis seguido adelante y eso es de valientes» (Vídeo de Jorge Parri se ve al pinchar el enlace inferior)
CATERINA DEVESA
CARBALLO / LA VOZ 25/10/2020 13:02 H
Emoción. Como en todas las bodas, pero en esta, si cabe, todavía más. Porque el camino hacia el altar de Mar Coiradas y Juan Gestal ha estado lleno de baches. El último fue mucho más que eso, una puñalada al corazón para la pareja, que en junio tuvo que enfrentarse a la muerte del padre de Juan, tan solo unos días antes de la fecha inicial de la ceremonia. Además, el novio sufrió el covid hace unos meses y padece insuficiencia renal, por lo que vive amarrado a la diálisis, pero ayer, todo eso quedó apartado para disfrutar de un enlace muy esperado.
La iglesia parroquial de Cee fue el escenario elegido por la ceense y el cambrés para darse el sí quiero. Por si los nervios fueran pocos, el mal tiempo provocó la angustia de la novia, que sin haber puesto los pies dentro del tempo ya había hecho soltar la lagrimilla a más de un invitado. Al son de Amarte por mil años más, los asistentes observaban desde el interior la llegada de Mar, visiblemente entusiasmada. También lo estaba el cura, Severino Suárez Blanco, natural de Vimianzo y párroco de San Francisco Javier y Nuestra Señora del Pilar en A Coruña, y al que une una conexión especial con la recién casada, ya que además de ser feligresa en una de las iglesias a su cargo, comparten familia. «Primero de todo os voy a dar un saludo de mentira. Buenos días a todos, porque no son buenos», comenzó el religioso para relajar la tensión de los contrayentes, de los que destacó su fuerza. «Con todas las dificultades, habéis seguido adelante y eso es de valientes».
La actitud de la pareja a la hora de afrontar las numerosas pruebas que les ha tocado superar este año desató en más de una ocasión los aplausos de los invitados, conscientes de que esta boda era especial. En el momento del sí quiero, la madre de Juan no pudo evitar echarse a llorar, por lo que su hijo se acercó a ella para darle un emotivo beso, que de nuevo hizo estallar en palmas a los asistentes.
Ya casados, Mar y Juan no podían ocultar su felicidad. «Teníamos muchas cosas en la cabeza. Más allá de todo lo que hemos pasado, la entrada de nuevas restricciones (que todavía no se aplican para las bodas previstas este fin de semana), que ya habíamos tenido que reducir invitados por el covid, el mal tiempo para hoy… pero, estamos muy felices de haber al fin podido celebrar la boda», comentó Mar. Sobre los asistentes, explicó que además de tener que recortar, muchos ya cancelaron por la situación sanitaria. «Es entendible, cada uno tiene sus circunstancias y estamos en un momento complicado». Precisamente por eso, para ellos ha sido todavía más importante lograr celebrar el enlace. «Es la prueba de que este año no todo es malo», confesó el novio, para el que el párroco solo tiene buenas palabras: «Es un chico muy paciente y fuerte. Las enfermedades nos ponen a cada uno en nuestro sitio y nos hacen valorar lo que tenemos».
Para muchos, quizá, las celebraciones en tiempos de covid sean motivo de preocupación y no de felicidad, pero para esta pareja ha sido un soplo de aire fresco en medio de la tempestad. Una tormenta que va a seguir en los próximos meses, pero aunque la lluvia no pare, como no lo hizo ayer, historias de perseverancia como la de Juan y Mar nos recuerdan que siempre hay que seguir adelante. «El amor lo es todo, donde hay amor, hay vida», dijo ayer el cura, y para prueba de ello, el sí quiero de la pareja. «Xa estades casados», sentenció después el párroco.
Fuente (La Voz de Galicia (Edición de Carballo del domingo 25 de octubre de 2020):